“Cuerdas de mi tierra”: un homenaje al cuatro puertorriqueño y sus mayores intérpretes

Moca“Cuerdas de mi tierra” es el resultado de una investigación de 20 años que recopiló la historia de los instrumentos de cuerda nativos de Puerto Rico como el tiple, la vihuela, la bordonua y otro que realmente marca el propósito de esta historia: el cuatro.

Juan Sotomayor Pérez nació en Nueva York en 1940. Sus padres, procedentes de Moca, y como muchos puertorriqueños durante la época, emigraron a los Estados Unidos “huyéndole a la pobreza”.

Desde los nueve años Juan sintonizaba la programación radial de las iglesias para escuchar el órgano, porque le encantaba el sonido del instrumento, pero en la casa su padre escuchaba música jíbara.

“Me empezó a gustar también la melodía campesina, y cuando tenía 11 años fui con mi padre al teatro a ver una película. En ella salió el trío Los Panchos cantando un tema… le pregunté a mi padre qué era eso que tenían en las manos y él me dijo que eran guitarras”, narró Sotomayor Pérez en entrevista con El Nuevo Día.

Así comenzó su relación con la música, le dijo a su padre que quería aprender a tocar la guitarra, y él le compró una de $4. Más adelante lo enlistó en clases de guitarra con Pellito Correa, quien, precisamente, era un gran maestro del cuatro.

Durante esa temporada también conoció a José Feliciano.

“Un día yo venía de la iglesia y escuché música a lo lejos, cuando me acerqué vi a un nenito sentado en una caja y tenía gafas negras, noté que era ciego. Estaba tocando la concertina. Ahí empezó nuestra amistad”, relató el músico.

Ambos, junto a un primo de Sotomayor Pérez, formaron un trío musical para tocar los viernes y sábados en las fiestas de calle. Para el 1955 y con 13 años, ya Juan había grabado y publicado su primer disco, como guitarrista, con el trío Los Duques.

De la fotografía al cuatro

Aunque la niñez de Sotomayor Pérez estuvo definida por la música, el cuatro era el único instrumento que no sabía tocar, pero eso cambiaría más adelante. Cursó la secundaria en una escuela dedicada a la música y las artes, donde aprendió a tocar la viola y también algo que posteriormente definiría su carrera; la fotografía.

“Cuando acabé la escuela me fijé en que podía sacarle más dinero a la fotografía, mi papá me dejó montar un pequeño laboratorio donde yo vivía y así fui practicando”, explicó.

1 / 36 | Juan Sotomayor: del lente de la cámara al rescate del cuatro puertorriqueño. “Cuerdas de mi tierra” es el resultado de una investigación de 20 años que recopiló la historia de los instrumentos de cuerda nativos de Puerto Rico como el tiple, la vihuela, la bordonua y otro que realmente marca el propósito de esta historia: el cuatro. – Itzel Rivera

En 1966 comenzó a trabajar en el Departamento Técnico del periódico The New York Times. En 1969 se abrió una vacante para un fotógrafo, posición a la que aplicó y fue empleado, convirtiéndose en el primer fotógrafo puertorriqueño en ser contratado en un diario del estado.

Ahí pasó los próximos 32 años de su vida, hasta que se jubiló tras ser diagnosticado, en los exámenes anuales de visión que le hacía el periódico a los fotógrafos, con retinitis pigmentosa.

Es una enfermedad genética de la retina que provoca una pérdida progresiva de la visión, comenzando por la nocturna y la periférica. Hoy, a los 85 años, Sotomayor Pérez conserva algo de visión central, pero solo en algunos entornos.

“Siempre tuve problemas de visión, pero en la última cita noté a la doctora triste cuando me dijo que yo lo que tenía era retinosis pigmentosa. Cuando llegué a casa saqué el diccionario y lo busqué. Ahí leí que me podía quedar ciego. Fue difícil porque todo lo que me gustaba hacer como leer, dibujar y fotografiar requería de mi vista”, expresó conmovido.

En proceso de jubilarse del diario, su hijo, con quien pasaba mucho tiempo, fue reclutado para trabajar en Ámsterdam.

“Cuando él se fue me estaba haciendo mucha falta… Recordé que tenía un cuatro de decoración y dije: ‘voy a ponerme a hacer algo nuevo, voy a aprender a tocar el cuatro’”, manifestó.

Nace “The Cuatro Proyecto”

Firme con su compromiso de distraerse, del hecho de que extrañaba a su hijo, fue a una librería en busca de información de los instrumentos nacionales de Puerto Rico y no encontró nada, solo un libro con información de las maracas.

“Procedí a llamar al Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) y les dije que quería aprender del cuatro, que si me podían mandar una lista de los libros del cuatro. Me dijeron que no existía ninguno y yo no podía creerlo”, expresó el guitarrista.

En ese entonces, Sotomayor Pérez decidió comenzar a investigar el cuatro con la idea de “unir un poco de información y mandarla de vuelta al ICP por si la necesitaban.”

Con sus averiguaciones voluntarias, Juan estaba iniciando lo que luego se convertiría en “The Cuatro Proyect”, una plataforma digital que documentó la historia del instrumento y de sus más grandes intérpretes.

Mientras aprendía a tocar el instrumento hizo contacto con la Casa de la Herencia Cultural Puertorriqueña en Manhattan en busca de algún cuatrista. Así conoció a Héctor “Tito” Báez, quien grababa con Manuel Nieves Quintero, “creador de las 20 piezas más famosas del cuatro”.

En el proceso le dijo un día a Tito “yo voy a escribir un libro sobre el cuatro”, a lo que él le respondió que eso no era posible porque él no había nacido en la isla y no hablaba casi español. “Qué vas a ir tú para allá, a decirle a esa gente de dónde viene el cuatro”, le recalcó.

Inicialmente, Sotomayor Pérez quería culminar su investigación de este instrumento en cuatro años para plasmarlo en un libro, pero comenzó a conocer la historia de los otros instrumentos de cuerdas que llegaron a la isla hace más de 500 años atrás, que fue la vihuela en 1512. Asimismo, comenzó a hacer entrevistas audiovisuales a cuatristas.

“Así que me tardé 20 años indagando, me pasé por 16″, dijo sonriendo.

En 1991 se formalizó “The Cuatro Proyect” tras Sotomayor Pérez, principal investigador del mismo, juntarse con otros artistas, maestros y músicos boricuas de la región de Nueva Inglaterra, que compone los estados de Maine, Vermont, New Hampshire, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut. Todos tenían una preocupación en común: que desaparecieran los vínculos cruciales del cuatro con la historia puertorriqueña.

Libro y museo del cuatro

Bajo “The Cuatro Proyect” lograron entrevistar a casi 200 miembros relacionados con el cuatro, desde solistas hasta fabricantes del instrumento, académicos, promotores culturales y familiares de jubilados.

Las conversaciones se convirtieron luego en “Cuerdas de mi tierra”, un libro de 300 páginas con más de 350 fotografías publicado, oficialmente, en 2013 bajo la autoría de Juan Sotomayor Pérez. Los principales colaboradores fueron el maestro, y fabricante de estos instrumentos, William Cumpiano y la historiadora Myriam Fuentes.

“Unir 500 años de historia en un libro no fue nada fácil, pero lo más impresionante de todo fue conocer el talento inigualable que tenían estos músicos”, estableció Sotomayor Pérez.

Juan ya había regresado a Moca en el 2000, 13 años antes de que se publicara el libro, porque quería traer a su madre a pasar sus últimos años de vida en la isla. Falleció a los tres años de haber llegado.

“Yo logré conservar el talento de esos músicos en un libro, pero hace como 10 años, después de regresar, se empezó a cocinar otra idea en mi cabeza, que era un museo para el cuatro”, sugirió Sotomayor Pérez.

Actualmente, se encuentra en conversaciones con el alcalde de Moca, Efraín “Franco” Barreto, para organizar lo que será el primer museo en Puerto Rico dedicado a este instrumento y también al mocano Antonio “El Topo” Cabán Vale, leyenda detrás del tema “Verde luz”. Esta última exhibición estará a cargo de la profesora Nydia Velázquez Hernández, quien dedicó su investigación doctoral al compositor, pero también estará incluyendo otros artistas locales.

“El personal municipal se encuentra en medio del análisis para identificar el espacio y recursos para abrir un Museo de la Música”, comentó el mandatario municipal en declaraciones escritas a este medio.

La galería contará también con una serie de estos instrumentos, en su versión física, que ha coleccionado Sotomayor Pérez a lo largo de los años, junto con las entrevistas y fotografías recopiladas en el libro.

Según Sotomayor Pérez y Velázquez Hernández, lo acordado con el Municipio es que el museo ocupará dos salones de lo que anteriormente era el Colegio Nuestra Señora de la Monserrate. Tiene el propósito, inicialmente, de ofrecerle a los estudiantes de escuelas y universidades un lugar referente para encontrar la información de estos instrumentos.

El alcalde, por su parte, aclaró que “todavía estamos en la fase de diseño conceptual, pero visualizamos un espacio con salas temáticas dedicadas a distintos instrumentos y personalidades”.

¿Qué retos enfrenta el cuatro hoy día con las nuevas tradiciones musicales?, fue la última pregunta de El Nuevo Día a José Sotomayor Pérez. Él respondió preciso.

“Ninguno, el cuatro original, no tiene nada que ver con el cuatro moderno, pero se sigue usando en todo tipo de música hoy día, como debes saber”, afirmó.

Entre los otros logros más grandes de “The Cuatro Proyect”, además del libro, estuvieron los documentales “Nuestro Cuatro”, “La Décima Borinqueña”, “Un Canto en Otra Montaña” y “Construyendo un Cuatro”.

Igualmente, lanzaron dos discos compactos; “La Décima Espinela” y “Tallando Aguinaldos”, y una revista juvenil llamada “¡Caramba!”, que reseñaba la historia de adolescentes boricuas que se habían destacado en el arte tradicional.

De igual manera, presentaron la colección en distintas partes, desde el Museo Metropolitano de Arte y el Museo de Plantaciones de Hawaii hasta el Museo de Humacao y la Casa Ulanga de Arecibo.

Incluso, produjeron el primer Festival del Cuatro en Chicago en 1999, y en California, e impulsaron otros eventos como el Día del Museo y la Cultura Puertorriqueña en el Smithsonian.

“Tenía el sentimiento de que no debíamos olvidar los esfuerzos de las personas que con un machete, vidrio o lo que tuvieran construían estos instrumentos para hacer música, y nosotros somos eso, somos la cultura puertorriqueña”, concluyó contento el instrumentista.

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