Opinión | Cuando Dios se convierte en partido político

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Una cosa es una fe comprometida con la justicia, con los derechos humanos, con el bien común. Y otra muy distinta es una fe que se vende al mejor postor, que se pone la camiseta de un partido, que convierte a Dios en herramienta de campaña, señala Ignacio Estrada Cepero

28 de julio de 2025 – 11:00 PM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

La Enmienda Johnson no es un obstáculo, es un dique. Un límite que protege tanto al Estado de la injerencia religiosa como a las religiones de ser instrumentalizadas por los poderes políticos, escribe Ignacio Estrada Cepero. (J. Scott Applewhite)

El 8 de julio de 2025, durante una audiencia legislativa sobre libertad religiosa celebrada en Washington, un portavoz del Servicio de Rentas Internas (IRS) deslizó una afirmación que podría reconfigurar silenciosamente las bases de la democracia estadounidense. Dijo que la agencia se encuentra “revisando y considerando formas flexibles de interpretación” de la Enmienda Johnson, una disposición del Código fiscal de 1954, que prohíbe que organizaciones exentas de impuestos —como iglesias y otras entidades religiosas— participen directa o indirectamente en campañas políticas partidistas.

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